EMPATÍA
Nuevas canciones folclóricas
2016 – Producción independiente
¿Por qué un nuevo disco?
Para albergar canciones que quedaron fuera del primero. Para presentar algunas nuevas, en las que me asomo un poco más como letrista. Y para seguir convocando a músicos y cantantes con los que tengo una especial empatía.
Sí. Empatía. Palabra que construye los puentes sensibles entre creadores e intérpretes. Palabra que se vuelve título.
Humberto Maturana Romesín, biólogo chileno, dice que “todo vivir humano ocurre en conversaciones”. Ojalá que este disco refleje ese intenso diálogo de corazones y estéticas.
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TEMAS
Fotos de Mery Murúa y Horacio Burgos Trío: Guara Calvo.
Fotos de los demás músicos y Héctor: María Birba.
LETRAS
Plaza infancia
(Letra y Música: Héctor Dengis)
“La plaza es el mar
de toda ciudad.
Sin juego, puro arenal”.
Verdad de mantel
que él sabe tender,
con yapa de carrousel.
Su cielo es un Dios
de tierra y de sol,
de nubes para tallar.
Hamaca o avión,
caballo trotón,
esquirlas de eternidad.
Ruega -tal vez-
que la niñez
no muera en otra edad.
Hoy quiere ser
con Luis y Juan
reyes del tobogán.
No existe Babel
que pueda con él,
su polen semillará.
En cada papel
estrena pincel:
arrullo del que vendrá.
Se burla de mí,
se viste de sed,
de aquello que no seré.
Lejano vaivén,
mirando al trasluz
me dice: “no existe cruz”.
Mi río
(Letra y Música: Héctor Dengis)
No es ancho ni es ampuloso.
Parece hecho a medida
por un sastre de riberas,
de arena, roca y piedritas.
Río sin más pretensiones
que llevar agua clarita.
Si el sol amarilla el día
lo siembran blancos destellos.
Las nubes lo transparentan,
lo vuelven como de espejo,
y se amarronan de envidia
el Paraná y el Bermejo.
Cuando llueve en su naciente
baja cabrón y ofendido.
Pariente poco cortés
de ese otro tan modosito.
Monstruo de las serranías,
desangelado angelito.
Mi río es
como les digo,
inseparable
de mi destino,
afluente de alegrías,
confidente de caminos.
Egoísta, lo quiero
como a un buen amigo.
Hay ríos que son de uno,
-buscada ciudadanía-
nos han visto ser piratas
sin bergantín, sin guarida,
y soñar ser pescadores
en siestas nunca dormidas.
Hay ríos que son de todos
pero éste es sólo mío,
en el que me vi pequeño
al menos por un ratito,
en el que avivo mi fuego
de ser feliz con poquito.
Agua de Oro: ése es el nombre
que llevo anclado en la sangre.
Cuarenta años después
-¡mirá vos qué disparate!-
vengo recién a enterarme
que te llamás Chavascate.
Viaje del corazón
(Letra: Bibi Albert. Música: Héctor Dengis)
Desnúdate en mí.
No hablo de ropa,
el amor deshoja
de piel para adentro.
Descúbrete en mí.
Soy otra persona.
Tampoco es tu boca
la que cuenta, cierto.
Revélate en mí.
En esta aventura
de encarar la vida
mirándote en serio.
Demuéstrate en mí.
No soy tu guarida,
más bien soy colina
donde talla el viento.
Frente a frente conmigo
compartiendo el camino
como un paso de baile
de una eterna canción.
El amor no es espejo
sino un buen catalejo.
Porque es largo este viaje
de crecer entre dos.
No te aferres, no digo
que si no no te sigo.
Simplemente que escuches
sólo a tu corazón.
Es un curso infinito
que desata sentidos
y desde el otro invita
a ser mejor.
Yo canto por la calle
(Letra: Bibi Albert. Música: Héctor Dengis)
Yo canto por la calle y la gente me mira
con asombro y censura, ay, qué pena me dan.
Yo canto por la calle y no me da vergüenza,
devuelvo las miradas, los invito a volar.
Cuando cantas reanimas a la banda
de duendes asfixiados de tanto suspirar.
La comparsa desfila en tu garganta:
no hay célula que duerma con ese carnaval.
Recupera canciones olvidadas,
en actos cotidianos comienza a practicar.
En la ducha, levándose la masa,
con los hijos y cuando te pese trabajar.
Afina el instrumento de tu voz,
conviértelo en un arma de la paz,
verás que te repara el corazón
y pone en marcha la felicidad.
Cuando creas que todo está perdido,
cuando sientas que el miedo te impide caminar,
cuando alguien te hiera o te provoque,
en vez de contestarle, ¡sonríe y a cantar!
Recupera canciones olvidadas
y el barco de los años al puerto volverá.
Canta y canta, ensaya musitando
y luego a voz en cuello lo gris desterrarás.
Afina el instrumento de tu voz,
conviértelo en un arma de la paz,
verás que te repara el corazón
y pone en marcha la felicidad.
Yo canto por la calle y la gente me mira
con asombro y censura, ay, qué pena me dan.
Yo canto por la calle y no me da vergüenza,
devuelvo las miradas, los invito a volar.
Y canta por la calle, regálales la duda
de quién está más loco en realidad.
Nadie lo entiende al Tata
(Letra y música: Héctor Dengis)
Nadie lo entiende al Tata.
Nadie lo entiende.
Porque murmura cosas
que nai’ comprende.
Dice que Amar no sabe
de requisitos.
Que dar es lo que agranda
tu tesorito.
Me cuenta que esta vida
no es verdadera.
¿Cómo va a serlo siendo
perecedera?
Dice que nos habita
un Dios dormido
y que hay que despertarlo
sin alaridos.
Me susurra que es cierto
que “hay un infierno”
de tanto que juzgamos
sin conocernos.
Canta que canta el Tata
su tonadilla:
“la fe nunca te muerde,
te hace cosquillas”.
Entre abuelo y nieta
(Letra y Música: Héctor Dengis)
Sus ojos rasgan el silencio,
le hablan bajito.
Sus ojos que andan universos
todos nuevitos.
El tiempo dice que él le lleva
cincuenta años.
Pero la mira y se alborota
su calendario.
Uma ieia Uma e
“Dígame usted señor de barba
y de anteojitos:
me hace unas mímicas tan raras,
no entiendo un pito”.
“¿Qué se verá desde su orilla
recién nacida?
¿Qué se verá desde la ardilla
de su guarida?”
Dicen sus ojos:
“quiérame mucho,
abrace fuerte
que no destiño”.
Y entre monitos
y morisquetas
siguen jugando
a quién es el grande
y quién el niño.
La muchachita lo contempla
sin decir nada.
Y lo atraviesa el angelito
de su mirada.
Y al Caballero de la Guerra
por la Ternura
le crece un tibio petalito
en su armadura.
Uma ieia uma e
Ella le envuelve una risita
sin plazo fijo.
Y él se declara presidente
del regocijo.
Y cada mueca es un andamio
de recompensas.
Y él, que venía medio enclenque,
sube defensas.
Y entre libritos
y acunaciones
saltan tapones,
brotan los guiños.
Esta guagüita
sabelotodo
tiene sus planes:
que él se reciba
de abueloniño.
Se busca angelí
(Letra y Música: Héctor Dengis)
Un angelito
perdió su carné.
Y no lo aceptan
de vuelta en el Cie.
Anda rodando
por este plané.
Mira que hay mucho
trabajo que hacé.
Lo solicitan
los más chiquití
para colgarse
de su fantasí.
Manda a buscarlo
el mismito Yahvé.
Y él le contesta
que el hombre tambié.
¡Cuánto problé!
¡Qué complicá!
¡Tantos reclamos
y por todos la!
Piensa que piensa
el buen querubí.
Tierra o Cielito
tendrá que elegí.
Inteligente
oyó su sentí.
Y hace de puente
mi noble angelí.
Hago todo al revés
(Letra: Bibi Albert. Música: Héctor Dengis)
Canto con los dedos, rezo con los ojos,
miro con los sueños, remo con los codos.
Mis hombros caminan, mis besos dibujan,
mi siembra es de brasas, mis raíces buscan.
Mi casa es de agua, mi boda es conmigo,
mi sol es de noche, mi hora el domingo.
Se secan mis plantas, se brota mi mesa,
el café se entibia, y bulle mi espera.
Hago todo al revés.
¡Qué bien me sale!
Porque de cuando en vez
me besa un ángel.
Con su baba de azúcar
él me teje sombrillas
y me vuelca canciones
su carretilla.
Guardo un álbum lleno de fotos vacías,
y de un agujero hago una alcancía.
Tengo un lápiz mudo, un gato jilguero,
un anillo abrazo y una media al cuello.
Ando en caracoles, me perfuma el aire,
me visto de fiesta pero para nadie.
Me duerme la gente, la calma me grita,
mi lúcido insomnio se ha vuelto nudista.
Siesta (de 14 a 17 hs, en Agua de Oro)
(Letra y Música: Héctor Dengis)
Ella no quiere dormir.
Su sueño dice que sí.
Y pasa un ángel de la eternidad
jugando al bajo perfil.
No hay misceláneas ni adiós
ni manifiestos de amor,
y se recluyen las ganas de ser
en este tibio ceder.
Se desmayó la intensidad.
Pañuelos al vuelo esperarán.
La gente olvida sumar dolor
en tono descansador.
Poco se escucha al oír
más que el ladrido del sol.
Repliega el mundo su acento impostor.
Nace un silencio hablador.
Se abren los libros de ayer.
Esos del viejo placer.
Viene a las uvas la abeja a beber.
El alma viaja sin piel.
Se postergó la novedad.
Anhelos, desvelos, desertarán.
En tempo “adagio” sale a reír
mi gesto leve, sutil.