CANCIONES POR ENCARGO
Pequeña colección de temas en diversos géneros y ritmos, compuestos a pedido para distintos intérpretes.
LETRAS
Desde que te fuiste
(Letra y música: Héctor Dengis)
Desde que te fuiste
vivo sin consuelo.
Sólo recordando
todo lo que en vos se fue.
Desde que partiste
crezco solitaria:
una enredadera
que no encuentra su pared.
No simularé. No me engañaré.
Un amor igual no encontraré.
Hoy mi soledad cuida tu lugar
para cuando quieras regresar.
Fue tan de repente
fue tan diferente:
un amor de aquellos
que parecen no existir.
Fue tan delicado,
tan inesperado,
que cuando partiste
ya no pude más sentir.
Fue tan especial que hoy todo da igual.
La palabra amor suena fatal.
Hoy mi soledad cuida tu lugar
para cuando quieras regresar.
No simularé. No me engañaré.
Un amor igual no encontraré.
Hoy mi soledad cuida tu lugar
para cuando quieras regresar.
Desde que te fuiste…
Mira en mi corazón
(Letra y música: Héctor Dengis)
¿Cómo explicar un sol de otoño?
¿Cómo explicar el mar de abril?
¿Cómo entenderás por qué estoy ardiendo
si tus manos no me están queriendo?
¿Cómo encender la luz del día?
¿Cómo medir una ilusión?
Deja de pensar. Mírame a los ojos.
No preguntes más. Todo entenderás.
Mira en mi corazón
si es que quieres saber
lo que siente, lo que late
por aparecer.
Mira en mi corazón
si no quieres perder
la aventura que es amarte
sin saber por qué.
¿Cómo se extraña un 10 de enero?
¿Cómo te explico mi pasión?
No preguntes más. Mírame a los ojos.
Deja la razón para otra ocasión.
Mira en mi corazón
si es que quieres saber
lo que siente, lo que late
por aparecer.
Mira en mi corazón
si no quieres perder
la aventura que es amarte
sin saber por qué.
Por qué en mi alma y en mi cama
dos y dos son seis.
Bajo ese sol mediterráneo
(Letra y música: Eduardo Criscuolo-Héctor Dengis)
Paseabas por la suave arena
tu dulce canto de sirena.
Y entre ese sol y tanta gente
tu luz brillaba diferente.
Mis ojos fueron tras tus ojos y sentí
que las palabras sobrarían.
No importaría que
no hablara bien francés,
si nuestras bocas se entendían.
Y fue al atardecer
que convencí a tu piel
bajo ese sol mediterráneo.
Y cuando desperté
no estabas más allí
y no sabrás lo que te extraño
bajo este sol tan frío
aquí.
Mis manos eran la medida
de tu cintura decidida.
Tus labios tan adolescentes,
Y tus caderas sonrientes.
Tu piel ardiente fue un imán y la seguí.
Te lo decía mi mirada.
Ni nada que explicar. Ni nada que entender.
Abrió el amor su temporada.
Agridulce
(Letra y música: Héctor Dengis)
Tus aromas dejaban a mi almohada enamorada.
Mis sábanas despiertas te esperaban.
Mi alma festejaba.
Cada noche, tus manos levantaban mis hervores.
Probé de casi todos tus licores.
Retengo tus sabores.
Pero agridulce
recuerdo tu partida.
Agridulce, no encuentro la salida.
Agridulce, espero tu regreso.
Agridulce, me muero por tus besos.
Tu ternura solía apresurar mis madrugadas.
No había malhumor que perdurara
si tú me acariciabas.
En tus brazos, la muerte habría muerto a carcajadas.
La angustia, disparando en retirada.
Y tú como si nada.
(repite estribillo)
Tu sonrisa hacía que el dolor agonizara,
que todo el día el sol me iluminara,
que los dioses hablaran.
Tu mirada me dijo que evitara confusiones,
que un gran amor no acepta imitaciones,
que hay uno entre millones.
(repite estribillo)
Tú me haces perder la razón
(Letra y música: Héctor Dengis-Eduardo Criscuolo)
Cuando me miras siento encenderse la emoción.
Robas mis pensamientos. Juegas con mi pasión.
Cuando me besas soy un volcán en erupción,
ardo como una hoguera… todo porque sólo
tú me haces perder la razón,
tú me haces perder el control,
tú le haces perder el timón a mi corazón.
Cuando te marchas dejando a solas mi ilusión
mi cuerpo te acompaña con su imaginación.
Y cuando vuelves ya no hay angustia ni dolor
cierran mis cicatrices, todo porque sólo
tú me haces perder la razón,
tú me haces perder el control,
tú le haces perder el timón a mi corazón.
Y cuando te tengo escribo mi mejor canción.
Llego al paraíso. El infierno terminó.
Ya no hay más palabras, sólo esta sensación:
eres lo que sueño, eres mi alucinación.
(repite estribillo)
La historia vuelve a empezar
(Letra y música: Francesca Bellenis-Héctor Dengis)
Al tocar tu piel vuelvo a comprender
que lo nuestro no es pasado.
Quiero regresar y volver a encender
ese fuego que inventamos.
Al oir tu voz pienso en el adiós
que tus labios me dejaron.
Y no puedo creer que hoy estemos aquí
intentándolo otra vez.
La historia vuelve a empezar
pero no es la misma
ni yo lo soy
ni lo sos vos
todo ha cambiado.
La historia vuelve a empezar
pero tan distinta:
los dos sabemos más que ayer.
Vos con un amor,
yo con otro amor,
no pudimos olvidarnos.
Y no puedo creer
que hoy estemos aquí
intentándolo otra vez.
(repite estribillo)
Cada amanecer
buscarás mi piel:
la despertarás despacio.
Cada anochecer,
una nueva pasión
se acostará en tu habitación,
y sonreirá tu corazón.
Dulce como un bombón
(Letra y música: Héctor Dengis)
Lo vi llegar moviéndose al compás
de una batucada que sonaba en el lugar.
Cuerpo chocolate, azabache su mirar.
Ya no me pude controlar.
Sólo lo vi bailar
y no me pude controlar.
Sólo lo vi bailar.
Yo estaba en el mar. Pero él ni lo notó.
Hasta que una ola mi bikini se llevó.
Me puse roja. Todo el mundo me miró.
Al morenito le gustó.
Sí, te lo digo yo
que al morenito le gustó.
Que te lo digo yo.
Me invitó a tomar un trago en ese bar
y entre tantas copas no paraba de pensar:
-Ojalá que pase lo que tenga que pasar:
en pleno junio, carnaval.
Sólo quiero gozar
en pleno junio, carnaval.
Sólo quiero gozar.
Me sacó a bailar. Y todo me tembló.
Me besó en la boca y su fuego me arrasó.
Puso su mano en mi cintura y se amarró
como un marino a su timón.
Fuerte se me amarró…
como un marino a su timón.
Fuerte se me amarró.
Nos entregamos con pasión
al loco ritmo de un bongó
que no paró, que no paró.
Merengue y salsa hasta las seis.
Cinco tequilas, mucho ron,
¡¡Adrenalina para dos!!
¡¡Por favor, por favor, por favor!!
Volví al hotel. El sol me acompañó.
Como en Cenicienta: el hechizo se acabó.
Pero la tristeza muy poquito me duró.
Mi morenito me siguió.
Vino como un ladrón
y se metió en mi habitación.
Dulce como un bombón
caramelito de ilusión.
Vino como un ladrón
se apoderó de mi colchón.
Dulce como un bombón,
el morenito de mi amor.
Vino como un ladrón
y se robó mi corazón.
Dulce como un bombón
caramelito de pasión.
Vino como un ladrón
y se quedó en mi habitación.
Dulce como un bombón
me dio su cuerpo y su sabor.
Dulce como un bombón
me lo comí de sol a sol.
Dulce como un bombón,
dulce, como un bombón.
Historia de dos
(Letra y música: Héctor Dengis)
Se conocieron en un baile de disfraces.
La pasión pudo más que los antifaces.
Diana, de princesa, y Luis, de paje.
No hubo controversias por sus trajes.
Diana entró a su cama y le gustó.
Luis tomó sus caderas y aprobó.
Sólo restaba una cosa por decidir:
un lugar en común para vivir.
Luis ponía sahumerios por todas partes.
Diana llenaba el aire con desodorantes.
Luis seguía una dieta con verduritas.
Diana, milanesas con papas fritas.
Luis lavaba y planchaba como el que más.
Diana pagaba cuentones de Laverap.
Diana soñaba vivir en Nueva York.
Luis, en un pueblito del interior.
Diana curaba todo con aspirinas.
Luis, con medicinas alternativas.
Diana y su PC eran como hermanas.
A Luis de su Olivetti no lo sacabas.
Luis le daba volumen a los Stones.
Diana solo entendía de John y Paul.
Luis en colectivos y Diana a pie.
Diana, un té de hierbas, y Luis, café.
Han pasado diez meses de lo que cuento.
Hoy cada cual está en su departamento.
Cada uno en su historia y en su ciudad.
Nada de hipotecas a su libertad.
Con algunos pájaros ha sucedido
que les cuesta vivir en el mismo nido.
Sólo pueden amarse como inquilinos:
una semana en un tiempo compartido.
Alma adentro, cama afuera.
A veces el amor no sale como uno espera.
Alma adentro, cama afuera.
Siempre el amor resulta como dos quieran.
Alma adentro, cama afuera.
A veces el amor sale de cualquier manera.
Alma adentro, cama afuera.
Siempre el amor resulta como dos puedan.
Por favor, señora
(Música: Héctor Dengis. Letra: Bibi Albert)
Cómo la estoy por amar, señora,
póngase usted a temblar que es hora.
No puedo más soportar demoras,
va su vestido a caer ahora.
No soy tan joven, ya ve,
ni tan mayor es usted.
Mire su edad en mi amor y mi fe
y el resplandor de su piel con mi miel.
Por favor, señora,
ya no se resista,
puedo yo enseñarle a usted un par de cosas.
La acaricio toda
hasta que se rinda
y me elija como espejo de su alcoba.
Sabe la ruta a seguir mi boca,
y lo que al resto de mí le toca.
Descubrirá lo que así provoca:
y que la pienso volver bien loca.
Nunca creyó en el fervor
de mi sincera pasión.
Hoy finalmente la tengo en mi red,
déjeme hacer con su sed lo que sé.