LIBROS
Martín Hierro de José Fernández / Odisea de un argentino en Argentina
2004 – Libros del Zorzal – Poesía
Ilustraciones: Hugo Horita
El MARTIN HIERRO de JOSÉ FERNÁNDEZ es un poema-reflexión sobre los argentinos. Sobre lo que somos como actitud, como sociedad, como “género”, como Nación. A través de una intensa payada, sus dos personajes, MARTIN HIERRO y su caballo DON RIMEMBER cambian opiniones, confrontan visiones. Proponen dos maneras distintas de mirar y sentir la patria.
MARTIN HIERRO dice que ama a su país pero lo máximo que hace por él es quejarse. Habla del Ser Nacional pero no sabe quién es. Se considera un perseguido pero compra todas las ficciones a su alcance. Vive de deseos y frases hechas. Brilla por su incoherencia entre lo que piensa y lo que hace. Y afirma que la culpa siempre la tiene el otro.
DON RIMEMBER es su contracara. A través de una mirada humorística a veces, crudamente reflexiva otras, nos ayuda a internarnos en los vericuetos de la argentinidad. En esa ambivalente identidad, en ese pendular entre la excesiva palabra y la escasa acción, características de nuestra idiosincrasia.
¿El testamento de un país o su autopsia?
LEER FRAGMENTO DEL MARTIN HIERRO
Martín Hierro
de José Fernández.
Odisea de un argentino en Argentina
(Fragmento inicial)
I
Martín Hierro
¡Qué lo parió este país!
¡Qué lo tiró la Argentina!
¡Qué difícil esta mina!
¡Qué dura de levantarse!
Mejor ni hablo de acostarse
qu’ entregarla ya es rutina.
Don Rimember
Oigamé, querido Hierro.
¿Qué le pasa, comandante?
¿Se me ha hecho protestante?
Me preocupa su actitú.
¡Salió campión Racin Clu
y aún sigue de mal talante!
Martín Hierro
Es que la Argentina está
peor que un peso pesao
que recién han derribao,
alucinao, medio grogui.
Ni llamando al Oso Yogui
una risa le han sacao.
Somo’ unos pobres pescaos
boqueando su último aire.
Hemos perdido el donaire,
los valores, el honor.
El país es un horror
en Ushuaia o Buenos Aires.
No encontrará diferencia
esté en Jujuy o en Mendoza.
La mano viene espantosa.
De terror. Ya no da más.
Siempre vamos para atrás.
La Argentina es cualquier cosa.
Y hay que encontrar al culpable
del desbarranque mental,
de esta crisis terminal,
de este aciago culebrón
que nos lleva sin cajón
a este lento funeral.
No sé. Que alguien me lo explique.
¿Fue la derecha o la izquierda?
¿O esta justicia tan lerda?
¿O la fatal corrupción?
Levantarse es un bajón.
¡Por Dios! ¡Qué país de mierda!
Don Rimember
¡Pare un poco ‘e protestar
que su volumen me mata!
Dejesé de darme lata.
Se lo digo sin encono:
deje ese típico tono
argentino de bravata.
Yo lo denuncio, y con pruebas,
de imprudente traficante
de entusiasmo irrelevante,
de lenguaraz ligereza,
de promotor de proezas,
de incumplidor abundante.
De charlista de segunda.
Maestro ‘e dicotomías.
De reacciones tardías,
de constructor de ficciones,
de vendedor de buzones
que usté también compraría.
Y así podría seguir,
de a pocas o de a montones,
exponiendo las razones
de su franca decadencia,
de su inmadura sapiencia,
de sus fallidas nociones.
Que usté sabe que conmigo
ese verso no prospera.
Su mano viene fulera.
Es más de ese viejo truco
de venderse el osobuco
como si lomito fuera.
Yo lo denuncio, decía,
por no darse cuenta nunca
de que este país no funca
por sus mismos habitantes:
por ese vagar errante
que su propio cuento trunca.
Haga un acto ‘e contrición.
Hagasé una fe de erratas.
¿Con hechos cree que empata
lo que con su verba dice?
Si no, no da ni pa’ vice
de Club de Fans de Lanata.
Martín Hierro
No me agreda, compañero.
Yo apenas lo interrogué
queriendo saber por qué
esta yegua se me atranca,
se me cae por la barranca.
Y entuavía no lo sé.
Don Rimember
Qué obcecado negador.
Me sigue usando anteojeras.
Es ésa su ley primera.
Pues tendré que andar atajos
para ver si le barajo
el mazo de otra manera.
¿Qué es lo que quiere saber?
¿Cuál es nuestro problemón?
Digamos que hay un pilón.
Ni sé por dónde empezar.
Tanto hay para enumerar
que no doy abasto, don.
Ay ¿quién fue el que nos meó?
¿Fue Urquiza o don Juan Manuel?
¿Fue Quénedi? ¿Fue Fidel?
¿La convertibilidá?
¿La pampa y su inmensidá?
¿Bin Laden o Luis Miguel?
Martín Hierro
No me tome pa’ el churrete.
Mi pregunta viene seria.
Le informo que esta materia
no es recreo pa’ la joda.
No le pedí chiste ‘e boda
y menos chismes de feria.
Digamé, ¿quién lo pudrió?
¿Políticos, empresarios
vendidos por diez denarios
a las multinacionales?
¿O siniestros capitales
con patente de corsarios?
¿Quién es el que nos jodió?
Alguien nos hizo un hechizo.
Don Rimember
¿No será Julio Chamizo
el responsable del mal?
¿Quizás un virus letal,
herencia de algún mestizo?
¿Cuál fue el maléfico germen
que nos provocó este daño,
crisis que viene de antaño
y que a diario nos estorba
nos humilla y nos encorva,
volviéndonos tan extraños?
Mejor pensémoslo bien.
A ver si encontramo al quía
autor de esta tropelía.
¿Será Patricia Sarán?
¿O será Serú Girán?
¿Quizá el Sargento García?
¿Fueron los Rolin tal vez?
¿Fue el turquito estrafalario?
¿O aquel militar calvario
de la desaparición?
¿Yrigoyen o Perón?
¿La influencia de los diarios?
¿Será quizá Ante Garmaz
el causante del fracaso?
¿O la inmigración acaso
que nos mandó lo peor
de Europa y su derredor?
¿Tal vez el Cuchu Cambiasso?
¿Nos preocupa el qué decir?
¿O más bien el qué dirán?
¿Saber si murió Yabrán
o si el próximo verano
de la mano de Yordano
desfilará la Casán?
“¿Era homosexual Adán?”,
don Gélblun preguntaría.
Y todo el mundo hablaría
de este tema por semanas.
La repodrida manzana
que comemos cada día.
¿Será éste nuestro rollo?
¿Será la razón primera
que el color de la bandera
es más azul que celeste?
¿O nos infectó la peste
de preguntarnos boberas?
¿Fueron los hermanos Marx?
¿La maldita policía?
¿Clase media y su apatía?
¿Serán las eternas mafias?
Martín Hierro
Mejor tomesé una Cafia
y la seguimo’ otro día.
Don Rimember
¿Ahora que me embalé?
Ahora tendrá que aguantarme
firmecito cual gendarme.
Yo le daré mi versión.
Ampliaré mi exposición
si le interesa escucharme…
Elepé
1990 – Ediciones Filofalsía – Poesía

CANCION DOMÉSTICA (fragmento)
Es cierto, me gustaría verte
más entrometida en mis asuntos,
que me abrieras de mañana los misterios
y revolvieras todo lo que pienso,
que hicieras muchas más preguntas
y no abusaras tanto del silencio.
Por eso hoy te pido especialmente
que canceles compromisos y pañales,
que te tengo que contar algunas cosas,
que te quiero de presencia inevitable…
Resonancias
1989 – Ediciones Filofalsía – Poesía

TENER NIÑEZ
Descubrir el por qué
de las veredas.
Entender parques.
Y así nomás,
como otra forma simple
del azar,
sacarse póker
de cielos.
Palabra suelta
1987 – Coedición con Carlos Ruvira / Ediciones Filofalsía – Poesía

LA OMISIÓN
La omisión es hija dilecta
del miedo.
La omisión es un miedo
bien empollado.